Vi prácticamente todos los partidos de la Copa América que acaba de culminar. Tácticamente, no me dejó nada nuevo. Las mismas ideas de siempre, los mismos planteamientos. De los jugadores, los que supuestamente serían los protagonistas de sus selecciones, pasaron sin pena ni gloria: Messi, Alexis Sánchez, Salomón Rondón, James, Neymar, Cavani, Falcao. La organización, una vez más, le dejó el mejor camino rumbo a la final al conjunto local, como si ya ser el país sede no fuese una ventaja. También hubo cosas raras como el cambio de árbitros a horas de las semifinales; no jugar a la misma hora los últimos partidos de cada grupo; demorar la sanción a Jara y hasta rebajar el castigo luego de hacer pública la decisión. Qué le vamos a hacer, es la Conmebol.
Pero sí hubo una cosa positiva que dejó este torneo, fue el nivel de cada selección. Hasta Jamaica, que seguramente pensó regresar a casa lleno de goles, perdió sus tres partidos por la mínima diferencia. Pero igual lo que nos interesa son los diez de Sudamérica. Las cosas se han igualado y se han nivelado de abajo hacia arriba, es decir, los de abajo o los de la mitad, han alcanzado a los de arriba. ¿Y cómo lo han hecho? Pues atacando, señores, atacando.
Es así. Los DT´s se dieron cuenta que a Argentina, Brasil, Colombia o Chile (hablo de estos cuatro porque eran los favoritos del torneo), se les podía jugar de tú a tú, siempre y cuando tuvieran la disposición de jugar con el balón, atacando con seis o siete jugadores, sin la necesidad de renunciar a ningún estilo.
Ejemplos sobraron:
– Paraguay lo entendió en el segundo tiempo del primer partido frente a Argentina. En el primer tiempo regalaron la esférica y pagaron con dos goles. Al final del partido, Haedo Valdez lo explicó así: «ellos serán mejores que nosotros jugador por jugador; pero nosotros somos mejores que ellos en equipo». Así de sencillo.
– El Perú-Brasil debió quedar 1 a 1. Fue un partido de ida y vuelta, con un Perú muy frágil en la defensa, pero con jugadores en la mitad de la cancha que apenas calentaban motores para lo que se venía.
– Venezuela venció a Colombia porque aprovechó la única opción que tuvo. Antes y después fue un equipo ordenado y concentrado en todo momento. Nadie se salió del guión ni quiso ser más protagonista que otro.
– El Chile vs Perú es uno de los más claros ejemplos que con el balón se puede todo. Si atacas, obligas al otro a bajar sus líneas, y si lo atacas con varios hombres, lo obliga a defender muy cerca de su área. Los incas, con diez hombres, pusieron a temblar a los australes.
– Si Venezuela hubiese jugado todo el partido frente a Brasil como jugó los últimos quince minutos, la historia hubiese sido otra. Al final se lo creyeron, pero era muy tarde.
El error más grande es entregar el partido de entrada, como hizo Colombia con Argentina. Si así llegaron a penales, no sé que hubiese pasado si los colombianos hubiesen jugado de verdad. O como hizo también Uruguay con Chile.
Hay muchas lecturas en cada partido, pero la idea en cada encuentro debe ser proponer con el balón en los pies, utilizar a los talentosos, a los escurridizos, a los rápidos, a los que se atreven. A los troncos hay que dejarlos en casa.
A poco más de tres meses para arrancar las Eliminatorias a Rusia 2018, creo que los seleccionadores están claros que solo un gol, para ganar o empatar, hará la diferencia. Pero para conseguirlo tendrán que buscarlo no solo de local, sino de visitante. Ya nadie gana con la camiseta, ni con Messi ni con Neymar. Aquí el que quiera ganar debe correr, pero con el balón en los pies.